Etología aplicada al rescate y rehabilitación de animales en abandono: una mirada desde la ciencia, la empatía y el compromiso humano

M. Sc. David Peiró
M. Sc. David Peiró
24 oct 2025
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Etología aplicada al rescate y rehabilitación de animales en abandono: una mirada desde la ciencia, la empatía y el compromiso humano

La etología ofrece herramientas para comprender y rehabilitar animales con antecedentes de trauma, permitiendo intervenciones seguras, empáticas y eficaces. Este artículo, basado en el Curso de Rescate y Rehabilitación de Perros y Gatos en Abandono (Ecuador, 2025), repasa la materia impartida, y reflexiona sobre los principios etológicos que sustentan el rescate y la recuperación conductual. Se analizan las bases del aprendizaje animal, los períodos críticos del desarrollo, las diferencias entre especies, y la necesidad de profesionalizar la práctica del rescate desde un enfoque técnico y ético.

El abandono animal constituye una crisis silenciosa que combina sufrimiento, desconocimiento y falta de recursos técnicos. Miles de perros y gatos viven las consecuencias del maltrato o la negligencia humana, enfrentando secuelas físicas y conductuales que comprometen su bienestar.

La etología, definida como la ciencia que estudia el comportamiento de los animales en su entorno natural (Carranza, 1994), permite comprender las causas, funciones y mecanismos de las conductas, así como su desarrollo y adaptación. Aplicar este conocimiento al rescate y la rehabilitación transforma la práctica en una intervención científica, planificada y ética, donde la empatía se une al método.


Este artículo busca compartir una reflexión técnica sobre cómo la observación, el conocimiento, la metodología y la sensibilidad pueden salvar vidas y restablecer vínculos entre humanos y animales.


La observación y la ciencia del comportamiento


La observación es el punto de partida de toda intervención conductual. En etología, observar implica registrar objetivamente los comportamientos, identificar patrones y analizar sus causas antes de intervenir (Tinbergen, 1963). Los principios del método científico —observación, hipótesis, experimentación y conclusióndeben guiar también el rescate. Comprender la distancia de fuga, la distancia de retirada y las señales de temor o agresividad permite al rescatista planificar su aproximación sin generar estrés adicional. Técnicas como la aproximación gradual, la habituación controlada y la asociación positiva reducen el miedo y construyen confianza. De este modo, la observación se convierte en una herramienta de diagnóstico y de respeto: mirar con conocimiento es el primer acto de empatía.


Etología canina: comprender para rescatar


El perro es una especie social por excelencia, cuyas conductas de apego, jerarquización y comunicación se forjan durante los primeros meses de vida. Entre las 3 y 12 semanas se desarrolla el período crítico de socialización, donde el cachorro aprende a relacionarse con su entorno. La separación temprana o la crianza sin adultos reguladores generan síndromes como el de disocialización primaria (Pageat, 1999), caracterizado por falta de control emocional y dificultades para interactuar.

Durante el rescate, el conocimiento de las fases ontogenéticas y las motivaciones del comportamiento permite aplicar técnicas adecuadas: habituación, sensibilización, condicionamiento clásico (asociar estímulos positivos a experiencias previas negativas) y condicionamiento operante (reforzar conductas deseadas).

El rescatista informado no actúa por instinto, sino por comprensión. Sabe que la los problemas de conducta es una respuesta emocional que protege al individuo, y que solo mediante terapia cognitiva y modelado conductual puede modificarse sin vulnerar al animal (Overall, 2013).


Etología felina: el control del entorno como bienestar


El gato doméstico, aunque capaz de vivir en grupo, mantiene una relación más independiente con su entorno. Es un animal social facultativo que necesita control sobre los recursos y la previsibilidad de su ambiente. Cambios abruptos de territorio, confinamiento o privación sensorial pueden originar síndromes de deterritorialización o privación ontogénica, que se manifiestan en agresividad, marcaje o conductas repetitivas anormales.

Durante el rescate, el respeto a las distancias y al lenguaje corporal del gato es crucial. Orejas plegadas, cuerpo encorvado o pupilas dilatadas son señales de defensa, no de desafío. La intervención debe basarse en el espacio seguro, la habituación progresiva y la socialización positiva. En caso de no poderse, el uso de jaulas trampa es un sistema viable. El éxito del rescate felino no depende de la manipulación física, sino de la lectura conductual. Un gato no se domestica con fuerza; se gana con paciencia, control ambiental y coherencia.

La rehabilitación conductual es un proceso de restablecimiento emocional. Supone identificar si el trastorno es primario (emocional) o secundario (médico o neurológico), definir el protocolo y aplicar estrategias individualizadas.


Los pilares del tratamiento son:

1. Control ambiental: reducir estímulos estresores y garantizar predictibilidad.

2. Terapia de aprendizaje: usar refuerzo positivo, desensibilización y contracondicionamiento.

3. Intervención clínica: cuando se requiere apoyo farmacológico o evaluación médica con el médico veterinario.


Cada animal rehabilitado representa la unión de ciencia, tiempo y sensibilidad. Rescatar es un acto de compromiso técnico y moral. Aplicar la etología al rescate dignifica la práctica y la profesionaliza. Un rescatista formado observa, comprende y actúa con base en principios científicos y de bienestar.

La empatía informada es la mayor herramienta del profesional del rescate. Comprender la causa del miedo o la agresividad evita respuestas impulsivas y fomenta intervenciones respetuosas. Como afirma Horowitz (2010), “al perro hay que enseñarle lo que queremos de forma que nos pueda entender”; comprender antes de actuar es la clave.

El futuro del bienestar animal depende de una formación interdisciplinaria, que integre la etología con la medicina veterinaria, la educación y psicología con las políticas públicas. Solo así el rescate dejará de ser una respuesta reactiva para convertirse en una acción preventiva, científica y compasiva.

La etología aplicada al rescate y rehabilitación de animales en abandono no solo aporta conocimiento técnico, sino que redefine el concepto de rescatar. Implica mirar al animal como un sujeto emocional y cognitivo, con derecho a ser comprendido.


Desde la observación hasta la rehabilitación, cada fase del proceso debe sostenerse sobre la ciencia y la empatía.




Bibliografía

Carranza, J. (1994). Etología: Introducción a la ciencia del comportamiento animal. Ed. Juan Carranza. Universidad de Extremadura. Horowitz, A. (2010). Inside of a Dog: What Dogs See, Smell, and Know. Ed. Scribner.

Overall, K. L. (2013). Manual of Clinical Behavioral Medicine for Dogs and Cats. Elsevier.

Pageat, P. (1995). Pathologie du comportement du chien. Editions du Point Vétérinaire. Manteca, X. (2005). Manual de etología clínica del perro y del gato. Ed. Multimédica

Tinbergen, N. (1963). On aims and methods of ethology. Zeitschrift für Tierpsychologie, 20, 410–433.

Artículo creado por

Director de FOGAUS. Instituto de Etología y Bienestar Animal

Costa Rica. Octubre, 2025

M. Sc. David Peiró

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